“El niño no debe dejar de descubrir
todo por sí mismo; su mente debe estar preparada en alguna medida
para lo que está viendo y observando. Se ha dicho bien que la
historia previa en la mente determinará la impresión que tome al
ver cualquier objeto. Nosotros sólo podemos ver aquello para lo que
hemos sido entrenados ver.”
Medd, CM Parents Review
Si somos perfectamente honestos, la
mayoría de nosotros vivimos nuestras vidas, día a día, sin
observar realmente el mundo natural que nos rodea. Mientras corremos
de una cita a otra, vemos casas, árboles, carreteras y bichos
irritantes. Si nuestras vidas están tan ocupadas, esto es sólo lo
que nuestros hijos verán. No es de asombrarse de que haya tanta
depresión alrededor nuestro hoy en día. Hemos perdido el contacto
con el mundo real y vivimos en una burbuja tecnológica redeados por
paredes, plástico, metal y concreto. Pero todos somos parte de la
creación de Dios y la creación fue hecha para confortarnos. El
mundo natural puede ser una fuente de alegría e inspiración cuando
la vida nos agota, y un pilar en la difíciles tormentas que
inevitablemente vendrán.
Charlotte Mason nos desafía a
desaselerar y realmente mirar. Esos no son sólo árboles, sino
mundos magníficos llenos con cavernas y montañas que albergan miles
de criaturas pequeñas, muchas de las que el ser humano depende para
su propia existencia. El gran Rey Salomón nos dijo que observemos la
hormiga si queríamos sabiduría. Hay tanto que podemos aprender y
disfrutar del mundo natural, pero debemos tener intención de
hacerlo. Esto no es difícil. No necesitamos un currículo de
ciencias. No necesitamos expertos. Necesitamos ir más despacio y
mirar.
El bono
adicional de desarrollar este hábito de observar, es que se llevará
a otras áreas de nuestra vida. El niño que ha aprendido a realmente
observar los pelos de las patas de una abeja carpintera, o la pequeña
red de ríos en la hoja del olmo, se volverá un mejor artista o
matemático. Él también aprenderá a ver errores en una palabra o
en una oración que escribió, o incluso, hacer menos errores porque
ha aprendido a “atender.” Él comienza a notar
las filas desiguales de un campo arado y los propósitos de hacerlo
mejor. Él ahora ve que hay muchos tonos de verde ... o azul. ¿Ves
cómo el hábito de la atención puede agudizar el sentido de la
belleza? ¿Cómo se enfoca su sentido del orden?
Un paso a la vez...