“Nos aseguramos una buena base
cuando apelamos a la belleza y la verdad de las Matemáticas; que
como Ruskin señala: dos y dos hacen cuatro y no puede concebirse
hacerse cinco, es una ley inevitable. Es grandioso estar frente a la
presencia de una ley, de un sistema completo de leyes que existe sin
nuestra asistencia...Que dos líneas derechas no pueden encerrar un
espacio, es un hecho que podemos percibir, declarar y actuar en él,
pero no se puede de ninguna manera alterar, y esto debe dar a los
niños un sentido de limitación que es sano para todos...
El valor primordial de la
aritmética, como la de las más altas matemáticas, recae en que el
entrenamiento nos proporciona el poder de rasonamiento, y en los
hábitos de percepción, prontitud, precisión, se engendra la
veracidad intelectual...
[Un] niño que no sabe que regla
aplicar a un simple problema con sus manos, ha sido mal enseñado
desde el primer momento, aunque pueda dar bastante bien los
resultados de las sumas en la multiplicación o en extensas
divisiones....”Charlotte Mason