“...Encontré una limitación con esos
niños. Mi amiga aseguraba que ellos no podían entender gramática
inglesa. No estaba de acuerdo y dije que sí podían. Incluso escribí
un pequeño libro de gramática para niños de 7 u 8 años, el cual
no está listo para ser publicado aun. Pero me encontré con que mi
amiga tenía razón. Ella me permitió dar mis lecciones con toda la
claridad y frescura que pude. Pero no tenía caso. No importaba que
tanto tratara, ellos no podían comprender el tema de los
nominativos. Sus mentes rechazaban el concepto abstracto, tanto como
los niños rechazan la idea de escribir una composición sobre
'Felicidad'. Pero he aprendido algo-- la mente de un niño acepta o
rechaza nuevos conocimientos de acuerdo con lo que necesita.”CM