“Esta es la era de la adoración
infantil, y es muy bonito ver a niños bien educados, de padres
cristianos y cultos. Pero vamos, ¡cuántos de nosotros degradamos lo
que amamos! Piensa en la multitud de inocentes lanzados al mundo, ya
mutilados espiritual y moralmente, en manos de padres cariñosos...”
CMason
Charlotte Mason habló de la
importancia de establecer muchos y diversos hábitos. Algunos
mencionados incluyen: atención, recordar, pensar, imaginar,
veracidad. Pero el más fundamental e importante que debe ser formado
dentro del niño es el HÁBITO DE LA OBEDIENCIA.
Si este hábito no está en su lugar,
entoncen la madre ciertamente tendrá problemas estableciendo los
otros hábitos a su hijo. Citaré extensivamente a CM porque ella lo
dice tan bien que siento que no puedo mejorar su explicación:
“La gran fortaleza de la madre
está en el hábito de la obediencia. Si ella comienza requiriendo
que sus hijos siempre le obedezcan, bueno, ellos siempre lo harán
como algo natural; pero dejálos que una vez obtengan la punta del
ovillo, déjalos descubrir que pueden hacer otra cosa que obedecer, y
comenzará una lucha lamentable, que comunmente termina en niños
haciendo lo que es correcto sólo a sus propios ojos.
Este es el tipo de cosa que es
fatal: los niños están en la sala dibujando, y alguien viene de
visita, 'Ahora debes ir arriba.',dice mamá. --y sus hijos: 'Oh madre
querida, déjanos estar en el rincón a lado de la ventana,
¡estaremos tan callados como ratoncitos! '-La madre se siente
orgullosa de sus hijos con sus buenas maneras y ellos se quedan
allí....Ellos no se quedan en silencio, por supuesto, pero ese es el
menor de los males; ellos han tenido éxito en hacer como les place y
no como les han solicitado, y no pondrán sus cuellos bajo el yugo de
nuevo, sin luchar. Es en pequeñas cosas que la madre es tan blanda
como un estambre:
'¡Hora de dormir, Guille!'-- 'Oh,
mamá, sólo déjame terminar esto'; y la madre grita, olvidando que
el caso en cuestión no tiene importancia; lo que importa es que el
niño debe a diario confirmar el hábito de obediencia por la
repetición ininterrumpida de actos de obediencia. Es asombroso cuán
astuto es el niño en encontrar formas de evadir el espíritu de la
ley, pero aun así, se mantienen en lo legalista de esta.
'María, ven.' --'Si, madre', pero
su madre llama cuatro veces antes de que María vaya.
'Deja esos cubos'; y los cubos son
guardados con unos dedos lentos y reacios. 'Siempre hay que lavarse
las manos cuando escuches el primer llamado.'-- El niño le obedece
una vez y nunca más...
Para evadir este despliegue de
obstinación, la madre debe insistir desde la primera vez en una
obediencia pronta, alegre y duradera---excepto por lapsos en que no
lo recuerde el niño. No vale la pena si es una obediencia tardía,
reacia u ocasional; y es mucho más fácil darle el hábito de una
obediencia perfecta sin permitírsele otra cosa, que estar recibiendo
una mera obediencia formal sólo por un constante ejercicio
autoritario.
De tanto en tanto, cuando sea mayor,
dale confianza al niño. Déjalo saber que tan noble es que pueda
hacer algo por sí mismo, en un minuto de su tiempo y brillantemente,
de eso mismo que prefiriría no hacer. Para asegurar este hábito de
obediencia, la madre debe ejercer gran dominio de sí misma; ella
nunca debe dar un mandato del que no tiene intención de ver que se
lleve a cabo por completo. Y no debe poner sobre sus hijos cargas
difíciles de llevar con un mandado sobre otro.” CM