Me compadezco hoy día con la madre que
no quiere estar en casa con sus propios hijos. Ella ha pasado
incontables horas sin dormir cuidando de su bebé quejumbroso,
atendiendo los caprichos del niño chiquito, suministrando con cada
juguete educativo al niño de edad preescolar para ayudarlo en su
desarrollo físico y cognitivo, sólo para ser recompensada con un
niño ingrato, irrespetuoso y, para ser sinceros, fastidioso. No me
extraña que se sienta aliviada cuando llega el primer día de
escuela y la rescata de un vida infeliz.
Los niños nunca tuvieron la
intención de ser una aflicción para sus padres. Pero
lamentablemente, el niño que acabo de mencionar arriba, es sin dudas
una maldición y continuará trayendo penas a la madre todos los días
de su vida si no encuentra respuestas a su dilema. El Creador tenía
intención de que los hijos sean una bendición para los padres, una
“corona” sobre su cabeza. ¿Cómo obtiene uno bendiciones en
lugar de padecimientos para su familia?
Me encanta como Charlotte Mason resumió
la respuesta citando al más grande, más respetado maestro que ha
vivido:
“Mirad que
NO OFENDAS* -- NO
MENOSPRECIES – NO OBSTACULISES
a uno de estos
pequeños”
Jesús de Nazareth
Lo OFENDEMOS, cuando
hacemos por él lo que no debemos haber hecho; lo menospreciamos,
cuando dejamos de hacer esas cosas que, por su bien, debiéramos
haber hecho...Una ofensa, sabemos, es literalmente una piedra de
tropiezo, que hace tropezar al que camina y le causa la caída.
MENOSPRECIAR: tener -una
persona o cosa- en menos de lo que merece, desvalorizar—según el
diccionario; y, de hecho, por mucho que nos deleitemos en ellos,
nosotros los adultos, tenemos una opinión demasiado pobre del los
niños.
OBSTACULIZAR a los niños:
La manera más mortal de menospreciar al niño recae bajo la tercer
ley educacional de los Evangelios; es pasar por alto y rebajar su
relación natural con Dios Todopoderoso. 'Dejen que los niños vengan
a Mí,' dice el Salvador, como si eso fuera el acto más natural para
los niños, lo que hacen cuando no son obstaculizados por sus
mayores.”
*Nota
de traductor:
Mateo18:6 de Biblia King James en Inglés,
la
traducción al español de la versión en español de Reina Valera es
“haga tropezar”.
¿Entonces qué
deberíamos estar haciendo exactamente para ayudar a nuestros hijos a
no tropezar? ¿qué No se debe hacer? ¿Cómo puede uno hacer sentir
al niño que es valorado sin malcriarlo? ¿Cómo hace uno para ayudar
a un niño a estar al tanto del lo Espiritual en lugar de una
religión sin vida? Para resolver el problema, uno debe primero
identificarlo. Las generalidades nunca lo hacen. Identificar es
crucial.
Valdría la pena hacer el
ejercicio de enlistar todas las posibles piedras de tropiezo que,
como padres, es posible que hayamos puesto en la vida de nuestros
hijos. (OFENDER) Hago esto de manera regular a medida que nuevas
situaciones continúan surgiendo en nuestras vidas. Luego trabajo en
corregirlo. El proceso de escribirlo en una libreta ha sido
invaluable para mí.
Aquí hay unas cuantas que
Charlotte Mason menciona:
¿Los malcriamos al ceder en
su lloriqueo, incluso cuando sabemos que no es bueno para ellos?
¿Les proveemos comida
saludable y ejercicio, o cosas con dulces?
¿Somos
negligentes al enseñarles a nuestros hijos a decir 'no' porque
estamos obligados a hacerlo así por un más amplio sentido de la
verdad, y no por capricho propio?
¿Aplastamos
su curiosidad intelectual sometiéndolos a tristes lecciones (sean en
casa o en la escuela)?
¿Hacemos
que nuestros hijos se opongan unos contra otros?
¿Demostramos
favoritismo?
¿Hacemos
que se sientan valorados por sus actuaciones más que por quienes
son?
A
continuación, enlista posibles formas en que hemos manifestado una
baja opinión de nuestos hijos: (MENOSPRECIAR)
¿Los
ponemos en guarderías (preescolares) para ser entrenados por otros a
quienes vagamente conocemos?
¿Los
rebajamos mientras hablamos a otras madres? (¿lo hacemos en nuestros
blogs?)
¿Los
dejamos en presencia de otros niños desatendidos, sin saber que
vulgaridades y malos hábitos están aprendiendo porque queremos
nuestro 'necesario tiempo libre' sin ellos?
¿No
le damos importancia a sus faltas, sin poner disciplina, olvidándo
que si no hechan raíces ahora, ellas serán un obstáculo para el
éxito en los años posteriores de su vida?
Finalmente,
¿los hemos OBSTACULIZADO en ver y experimentar la verdadera
espiritualidad?
¿Los
entregamos, en sus años sensibles, a instituciones que niegan la
existencia de Dios?
¿Somos
hipócritas, les enseñamos a hacer algo que nosotros no hacemos?
¿Les
decimos que hay un Creador, pero usamos su nombre con ira?
¿Alguno
de nosotros enseñamos imprudentemente que no hay Dios, simplemente
porque hemos tenido malas experiencia con la religión?
Para
agunos de nosotros, la lista puede ser larga. Para otros, puede haber
sólo algunas áreas que necesiten trabajarse. (Nunca termina, de
hecho) pero no dejes que te supere.
“Aquí,
de nuevo, tenemos una ilustración de la fábula del péndulo
ansioso, sobrecogido pensando sobre el números de tic-tacs que debía
marcar. Pero los tic-tacs son para ser señalados uno a uno, y habrá
siempre un segundo de tiempo para sonar. La madre se dedica a la
formación de un hábito a la vez, haciendo no más que mantenerse
observando aquellos que se han formado. Si ella se consternó con el
pensamiento de demasiado trabajo, pues que ella limite el número de
buenos hábitos que ella misma podrá formar. El niño que comienza
la vida con, digamos, veinte buenos hábitos, se inicia con un buen
capital, que expondrá sacándole un sin fin de provecho al pasar los
años.”CM
Si
deseas leer más sobre este tema, puedes encontrarlo en el Volumen
1, Parte 1 de Educación en el Hogar, por Charlotte Mason
(Versión Online gentileza de Ambelside Online)