No importa cuanto, como padres, amemos
a Dios, no podemos hacer que nuestros hijos lo amen igual. Ellos no
son unos miembros de barro sin vida en nuestras manos esperando a ser
modelados, sino seres con una personalidad individual, vivientes, que
respiran, con fortalezas y con debilidades. De todas maneras hay
muchas cosas que podemos hacer para cultivar la espiritualidad en
ellos. Esta es una tarea delicada que debe ser manejada amorosamente.
Nadie responde positivamente a la religión forzada y tampoco lo
hacen los niños. Los padres sabios no dirigirán con una barra de
hierro, tampoco dejarán al niño hacer lo que le plazca. En su
lugar, pondrán reglas, guiarán consistentemente y corregirán
cuanto sea necesario. Intentando acercar los niños más a su
Creador, ellos probablemente comenzarán a tratar de ser buenos
ejemplos en frente de los niños. Pero fallarán y los niños verán
esto y tomarán nota mental de ello. Siendo padres astutos, sabrán
esperar esto y comprenderán que deben tener un plan de acción, otro
a parte de su modelo imperfecto que ayudará a sus hijos a ver lo
invisible con los ojos de la fe en un mundo material que sólo busca
cortejar su corazón. Al mismo tiempo, estos padres nunca dejarán de
trabajar en su propia vida espiritual, siempre apuntando a ser
ejemplos positivos para sus queridos niños.
Me gustaría compartir algunas
prácticas formas de cultivar niños con mentes en lo celestial que
usamos en nuestro hogar. Estas ideas son sólo una pequeña parte de
nuestro plan, pero creo que han sido de ayuda para la espiritualidad
de nuestros hijos tanto como para el desarrollo de su carácter y
puede renovar su inspiración.
“Comenzamos a creer en los niños
como seres espirituales de poderes inmesurales—intelectuales,
morales, espiritules—capaces de recibir y disfrutar constantemente
intuiciones de la conversación íntima con el Espíritu de Dios.”
Charlotte Mason
Prepara el Terreno
Cuando cada uno de
nuestros niños están ya mayores para comenzar la escuela, les damos
un pequeño cuaderno en blanco, bonito, y le escribimos “Mi Libro
de Oración”. Les comunicamos desde el comienzo que este es un
libro especial. “No garabateamos en este cuaderno, y trataremos de
mantenerlo prolijo y limpito, porque aquí estamos escribiendo para
Dios y Él se merece lo mejor que podamos darle.” Las primeras
semanas, despierto a ese niño y lo traigo a la mesa de la cocina, o
a mi cuarto, para que estemos solos. Escribo en mi libro de oración
y leo mi Biblia mientras el se sienta a mi lado. Le digo que estoy
escribiendo a Dios y le pregunto si le gustaría hacer lo mismo.
Mi hijo me dice,
“Yo no puedo escribir.”
Le respondo, “Está
bien. Puedes hacer un dibujo para Él y te ayudo a ponerle el
nombre.”
Juntos pensamos
que dibujo le gustaría recibir al Señor de él, y comienza. Otras
veces, dibuja una oración para Dios (algo por lo que está
agradecido, o por alguien que quiera orar, etc.) No permito que
hablemos. Este es un momento en silencio. Después de una semana de
esto, comienzo a pedirle que lo haga por sí mismo en su cuarto tan
pronto como esté vestido, pero antes de comenzar la tarea escolar.
(Hago incapié en que NO es trabajo escolar. Es más que eso.) Eso es
por lo que lo hacemos al principio en la mañana. Esto sólo debe
tardarse de cinco a diez minutos. Me lo trae al desayuno y lo veo. Le
ayudo a corregir las palabras mal deletreadas si lo desea, pero no lo
molesto con las palabras con faltas. Esto debería ser una
experiencia disfrutable. El puede que dibuje la misma imagen una y
otra vez por varios días, esto es normal. Su confianza gradualmente
se incrementará y comenzará a tratar más palabras y menos dibujos.
Nuestro propósito en enseñarle este hábito, es el de suavizar el
terreno en los corazones de nuestros hijos, presentándole a Dios
como amigo y confidente. Que Él es accesible.
Siembra la Semilla
Acepta la
parábola: 'el padre es un poco mejor en este tema que la simple
abeja'. Es su tarea depositar, digamos- alcanzarle- al alma del niño
alguna idea fructífera de Dios; el alma inmadura no se inclina hacia
tal idea, pero la Palabra viva bajará, tocando este alma... y allí
habrá vida; crecimiento y belleza, una flor y un fruto.”
Charlotte Mason
Durante esos
primeros años leo en voz alta una Biblia clásica ilustrada. Nos
lleva algunos años leerla hasta completarla. Somos cuidadosos de
evitar Biblias con personajes caricaturescos o con lenguaje aniñado,
porque queremos pasarle a nuestros hijos un sentido de lo bello así
como lo escuchan de el más grande libro escrito. Recomiendo un libro
de historias Bíblicas ilustrado que sea cronológico y con pinturas
realistas o sólo leer de la misma Biblia, omitiendo ciertas partes
cuando sea necesario. Mientras leemos juntos, nuestros hijos
comienzan a entender que Dios es Todo Poderoso. Él es el Rey.
Cuando
nuestros hijos son un poquito mayores, les doy una copia a cada uno
de The One Year Bible for Kids by Tyndale House (Biblia
para un año para niños). Si estás buscando un recurso personal
excelente que los niños puedan usar y entender por sí mismos,
entonces este es el ganador. Hay 365 lecturas, una para cada día del
año. Comienza con Génesis y termina con Apocalipsis, evitando los
pasajes difíciles para que el lector joven pueda leer através de
toda la Biblia y obtener una buena comprensión de la seguidilla de
eventos. Al final de cada lectura, hay un pequeño párrafo
explicativo y luego un verso de la Escritura que agiliza la idea
principal.
Otros libros que hemos disfrutado y
puedo recomendar son:
The King's Daughter and other
Stories for Girls by J.E. White
Tiger and Tom and other Stories for Boys by J.E. White
These are My People-a biography of Gladys Alward by Mildred Howard
Missionary Stories and the Millers by Mildred A. Martia
William Carey: Obliged to Go by Janet and Geoff Benge
Mary Slessor: Forward into Calabar by Basil Miller
Teresa of Calcutta by D. Jeanene Watson
God's Adventurer: Hudson Taylor by Janet and Geoff Benge
Amy Carmichael by Janet and Geoff Benge
Eric Liddel by Catherine Swift
Tiger and Tom and other Stories for Boys by J.E. White
These are My People-a biography of Gladys Alward by Mildred Howard
Missionary Stories and the Millers by Mildred A. Martia
William Carey: Obliged to Go by Janet and Geoff Benge
Mary Slessor: Forward into Calabar by Basil Miller
Teresa of Calcutta by D. Jeanene Watson
God's Adventurer: Hudson Taylor by Janet and Geoff Benge
Amy Carmichael by Janet and Geoff Benge
Eric Liddel by Catherine Swift
Arranca la
cizaña
El
conocimiento de Dios es diferente a la moralidad, o lo que los chicos
llaman 'ser bueno', aunque 'ser bueno' le sigue a tal conocimiento.
Pero hagamos que esto llegue en el orden correcto. No prediques a los
niños hasta cansarlos acerca de 'ser bueno' como si se lo debiera a
Dios, sin entregarle primero aquel conocimiento que lo hará bueno.
Charlotte Mason
Niña de la Belleza, por carol Fiddler,
es un libro excelente para las pequeñas damitas. La autora conversa
brevemente con el lector acerca de temas que no pasan de moda, que
las jovencitas enfrentan, y les da consejos de las escrituras para
manejar situaciones difíciles. Me gusta este libro porque no se
enfoca mucho en la cultura preadolescente moderna y por otro lado, no
es legalista. Algunos autores nos instan a adherirnos a tiempos y
culturas previas (como si esto protegieran a nuestros hijos del
mundo.) Pero no cometamos el error de mantener a nuestros hijos en
los tiempos de los pioneros al estilo Laura Ingalls. Necesitamos
criar a nuestros jóvenes, quienes son relevantes a la joventud
actual, para que puedan ser luz y sal. Al mismo tiempo, siendo
relevantes, no significa que tengamos que quedar atrapados y
empapados de la cultura actual. Mis hijas deben escarbar en las
Escrituras para poder completar cada estudio. Esto fue muy
interesante y oportuno para cada una de sus edades particulares.
Algunos títulos de capítulos incluyen: Sinceridad, Creadores de
rayos de sol, Ideales, Un sentido de propósito, Cortesía y respeto,
Competencia, Decepciones y faltas que aquejan.
Niñez y más allá, por Bob
Schultz es mi favrito para varones. El autor hace un trabajo
maravilloso apuntando temas típicos de niños tales como vagancia,
tentación, autoridad, inventiva y honestidad, timidez y temor. Son
31 capítulos cortos. Puedes usar esto como un devocional privado
para tu hijo, o Papi podría leerlo en voz alta a su niño y tener
una conversación de esas de corazón a corazón.
Momentos con cortesía, por Gary
Maldaner, está lleno con consejos prácticos para niños de todas
las edades. Aquí hay algunos títulos de los capítulos:
Entrénate a ti mismo a comer lo que no
te gusta
Siempre estaté limpio y prolijo
Dale flores a tu madre
Mira a la gente cuando estés hablando
con ella
Utiliza tu tiempo sabiamente
No causes temos a un mayor o a una
persona más débil
...y muchas más
¿No son esos maravillosos rasgos del
carácter que quisieras que tus hijos aprendieran? Un párrafo breve
o dos explican por qué debería hacer estas cosas y que pasaje de
las Escrituras basa el estatuto que es dado. Los niños pueden copiar
los pasajes en sus cuadernillos de oración, uno a uno, y trabajar en
ellos poniendo objetivo personales para ellos mismos. Todos estos
recursos ayudan a nuestros hijos a arranacar la cizaña que trata de
ahogar lo que es bueno y puro a los ojos de Dios. Él es Santo.
Una Flor que se abre
Estas son sólo unas cuantas
sugerencias prácticas que ayudan a cultivar la vida Divina del niño.
Solas no son suficientes, pero tener un plan definido para la
edificación del niño en la fe, es mejor que sólo desearlo.
Mientras estas estupendas ideas hechan raíz, nosotros como padres
comenzamos a ver esas bellas almas que se abren como flores con sus
rostros hacia Dios. Confiamos en que Él hará el resto.