Conocimiento de Dios

“Sin saberlo la Razón lleva al hombre al desierto y la Rebeldía se une en compañía...El conocimiento fundamental es el conocimiento de Dios y mientras seamos ignorantes de este conocimiento principal, la Ciencia, la Naturaleza, la Literatura y la Historia, todas permanecen nulas.”

“La Palabra está llena de fuerza vital, capaz de aplicarse a sí misma. Una semilla, tan liviana como un plumerillo, que flotaba en el alma de un niño, bajará hasta las raíces y dará frutos. Lo que se requiere de nosotros, es que debemos implantar un amor por la Palabra; que los momentos más agradables del día del niño deban ser esos en cuales la madre le lee, con dulce simpatía y una alegría santa en la voz y en los ojos, las bellas historias de la Biblia; y de vez en cuando, en la lectura se producirá una de esas convicciones, que pasan del alma de la madre hacia el alma del niño, en la que está la vida del Espíritu.”

“La enseñanza de la Biblia, por ejemplo, es tal vez el instrumento más valorable de la educación, no sólo moral y espiritual, sino intelectual. La Biblia es el 'clásico' de los niños y del indocto, la mejor literatura clásica que hay en el mundo. Algunos de nuestros grandes oradores y mejores escritores le deben su fuerza motriz al hecho de que sus mentes han almacenado la exquisita fraseología e imágenes de las Escrituras. Ahora la escuela Parents´Review requiere una buena dosis de estudio Bíblico. La sugerencia en cuanto a método es “leer en voz alta a los niños unos pocos versículos, deliberadamente, con cuidado y con la justa expresión; les requieren luego que narren lo que han escuchado, lo más parecido posible en las palabras de la Biblia. Hablan del relato de nuevo con ellos, añadiendo toda la luz posible de acuerdo a la investigación y a la crítica moderna. Dejan que las enseñanzas morales y espirituales lleguen a ellos sin demasiada explicación personal. Ahora bien, esto es algo muy diferente a la lectura para los niños de los relatos de la Biblia en las palabras de otra persona, o incluso dichas en su estilo propio (sin duda excelente). No sólo los niños se familiarizan cada vez más con el texto real, sino que comprenden y capturan la simplicidad arcaica del estilo y la dicción, y sus pequeños relatos se vuelven encantadores".

Es mejor que estas enseñanzas sean poco frecuentes y atesoradas, en lugar de muy frecuentes y poco valoradas; es mejor que no se astíe al niño con la mera visión de una comida espiritual groseramente servida. Al mismo tiempo, él debe ser formado en la fe, y sus lecciones que sean regulares y progresivas; y esto depende el tacto de la madre. La enseñanza espiritual, al igual que el olor que emana de las flores, debe depender de la dirección en que va soplando el viento. De vez en cuando se produce un momento sagrado, un sentimiento de alcanzar esa santidad por la madre y por el hijo cuando están juntos—ese es el momento para esa palabra muy sentida y suave acerca de Dios, tanto como la ocasión amerite. Se necesita decir pocas palabras, para nada exhortaciones; sólo el acto de convicción del alma de la madre al alma del niño. ¿Es el “Padre Nuestro” el pensamiento que ha sido puesto en el alma del niño? Tal vez, después habrá sólo una simpatética mirada entre madre e hijo, más que mil proyecciones de amor del Padre Nuestro; pero la idea está creciendo, volviéndose parte de la vida espiritual del niño.
Esto es todo; no rutina de enseñanza espiritual, ni temor de muchas palabras que sólo apagan el fuego de la vida sagrada; se muestra mucho dominio de uno mismo al permitir esas aparentes oportunidades que se dejan pasar, y todo el tiempo hay un propósito sincero de corazón y un esquema definido para formar al niño en la fe. No necesita agregarse que, para hacer otro uso de las palabras de nuestro Señor, '...esto llega sólo con la oración.' Es mientras la madre obtiene la sabiduría directamente desde lo alto, que podrá ser capáz de esta tarea divina.” Charlotte Mason